Estudios de opinión pública prenden focos rojos en Casa Puebla

Por La Jornada de Oriente | Jueves, Abril 24, 2014

Se dice que a Casa Puebla ha llegado una serie de estudios de opinión pública que han prendido los focos rojos, pues reflejan el creciente malestar ciudadano por las obras de concreto hidráulico y del Soapap y por los abusos de las autoridades estatales y municipales, que con esos trabajos han colapsado áreas neurálgicas de la capital, sin pensar en el alto grado de daño que se provoca a la vida diaria de miles de habitantes de la Angelópolis, a la estabilidad de cientos de comercios y a la funcionalidad de decenas de calles.

Hasta ahora la capital había sido el bastión del gobernador Rafael Moreno Valle Rosas en lo que se refiere a la aceptación ciudadana, pues las obras –ostentosas y de relumbrón, en su mayoría– que ha efectuado el Poder Ejecutivo en la primera parte del sexenio habían contribuido de manera decisiva para darle al mandatario una aprobación de 72 por ciento.

Pero ahora la conducta abusiva del gobierno, observada en los trabajos de concreto hidráulico y del Soapap están empezando a rebasar los límites de tolerancia de la población.

Es tan grande el rechazo que una fuente bien informada y que conoce esas mediciones indica que si en este mes hubiera elecciones a alcalde de la capital, con los mismos actores de la contienda pasada, resultaría derrotado el actual alcalde Antonio Gali Fayad como resultado del enojo que provocan los cortes indiscriminados de circulación vehicular en arterías que son la columna vertebral de la ciudad, como son la 25 Oriente–Poniente, la 31 Oriente–Poniente, el bulevar Norte, el Circuito Interior y docenas de calles en donde se está cambiando la red del Soapap.

Lo que el gobierno del estado no midió es que le pegó a un sector de la opinión pública que tenía una alta simpatía por la labor del Poder Ejecutivo y, en general, de los políticos morenovallistas, como es Antonio Gali Fayad.

Hasta principios de este año la aceptación de Moreno Valle en la capital era de 72 por ciento, que es muy superior a la de 57 por ciento que ha registrado el presidente Enrique Peña Nieto.

Esa condición se explicaba, en mucho, por el enorme desgaste que ha sufrido Peña Nieto por lo impopular de sus reformas energética y laboral, la crisis económica y que no puede frenar la violencia generada por el crimen organizado. En contraste, la popularidad de Moreno Valle se había visto favorecida por la alta concentración de obras en la capital, pese a que la mayoría son únicamente de ornato y no aportan nada al desarrollo social.

El problema de fondo es que amplios segmentos de la opinión pública únicamente valoran positivamente la labor de sus gobernantes a partir de las obras de concreto y pavimento, y son ajenos a temas como la defensa de los derechos humanos –siempre y cuando no sufran daños directos–, a la democracia, la tolerancia, la libertad de expresión, la calidad de la educación y el combate a la pobreza, que son el talón de Aquiles de Moreno Valle.

Esa situación explica por qué a principios de 2014 77 por ciento de la gente –de acuerdo con sondeos llevados a cabo por La Jornada de Oriente– opinaba que la principal característica del gobernador era ser “trabajador”, y 67 por ciento decía que había cumplido con sus promesas de campaña.

Ahora esa situación parece estar cambiando como consecuencia de que el gobierno de Rafael Moreno Valle Rosas no cuenta con un equipo eficiente de inteligencia ni con funcionarios sensibles a los problemas de la población. Por eso no se percibió el efecto negativo de hacer trabajos en las principales vialidades al mismo tiempo, sin dar opciones de movilidad eficiente a miles de habitantes.

Mucho de los ciudadanos que antes veían positiva la gestión de Moreno Valle, porque nunca habían sufrido un maltrato directo del gobierno estatal, están sufriendo porque no hay agentes viales resolviendo los conflictos de tráfico en torno a las obras, ya que la mayoría de los uniformados están en el Periférico o los accesos a la capital buscando extorsionar a conductores incautos.

También están padeciendo que hay grandes tramos en que no se puede pasar del norte al sur de la ciudad, o viceversa; que dejan de funcionar docenas de semáforos; que donde se hacen las obras del Soapap se generan enormes zanjas o el pavimento queda totalmente dañado.

Que dicha situación provoca –desde hace tres meses– una enorme tortura en los horarios de entradas y salidas de las escuelas, en las horas de ingreso y egreso de los centros laborales o, en general, cualquier hora o cualquier día se vuelve un martirio atravesar tramos que apenas comprenden una o dos calles.

Y que frente a toda esta situación no hay rutas alternas ni planes para hacer más tolerante esta situación.

Dicho de otra manera, se percibe  que al gobierno poco le importa el daño que se genera a la gente.

Dichas obras se emprendieron para opacar al gobierno del presidente municipal Eduardo Rivera Pérez, pues cuando estaba en sus últimos meses de gestión el gobernador Rafael Moreno Valle Rosas, junto con funcionarios de su gabinete, dieron inicio a los proyectos sin la participación del entonces alcalde.

Era una manera de evitar que Rivera acabara con un buen nivel de aceptación ciudadana.

Tal situación plantea que el gobierno estatal buscó más beneficiar su guerra contra panistas no alineados y beneficiar a las empresas encargadas de los trabajos, que ponerle atención a la sensibilidad de la población.