Puebla no se puede dar el lujo de enterrar a Tehuatlie Tamayo sin un dictamen claro

Por Reporte Índigo | Jueves, Julio 24, 2014

Rafael Moreno Valle es un político curioso y singular. Cultiva los músculos y las neuronas por igual. Es el gobernador de Puebla y quiere ser Presidente de México.

Los seres humanos lo aguantamos casi todo y un sitio que tuvo por gobernador a Marín puede con esto y más.

Cuando Moreno Valle hizo su ley sobre el orden público muchos medios locales le llamaron la atención por las posibilidades de excesos.

Cuando hizo su ley y se dedicó a señalar a los periodistas que discrepaban de él (espero no tener una orden de detención de su procurador por este artículo) quiso defender la seriedad periodística sobre la base de -como si fuera el antiguo ejército del General Villa-: “primero encarcelen luego averigüen”.

La muerte del niño de 13 años en Puebla, fuera por una bala de goma o por un objeto arrojado por los manifestantes, va a la cuenta del gobernador Moreno Valle. El pequeño representa a todos los niños de México.

Entra la masacre humana de Obama, la desidia nacional respecto a la Guardería ABC y la Gran Familia, la niñez no está de suerte en nuestro país.

Por ello, tanto los padres como los responsables debemos ser serios.

Hay muchas maneras de averiguar quién y cómo mató a ese niño, si fue una bala de goma u otro artefacto.

Ningún poblano, ningún mexicano, pero sobre todo el gobernador Moreno Valle, se puede permitir el lujo de que ese niño esté enterrado sin un dictamen claro.

Si fueron los manifestantes, no cambia el régimen de enfrentamiento brutal que está viviendo la sociedad poblana. Si fueron los policías son riesgos inherentes a cualquier situación de intentar mantener el orden. Pero recuerden, la política es el arte de lo posible; cada vez que un arma se enseña, un político ha fracasado.

No quiero dramatizar pero deseo hacer eco del drama que supone que los niños no puedan pasear en las calles porque vivamos en sociedades (inclusive la poblana tan alejada de Tamaulipas y del problema del narcotráfico), donde sencillamente pueden perder la vida porque la violencia allí no es la del crimen, es la de la sociedad.

Tenemos un gran problema con la niñez en México. Deseo usar estos casos para insistir en que debemos ser conscientes de que si disparamos, golpeamos o tiramos objetos contundentes en presencia de niños, lo más seguro es que uno de ellos sufra o como en este triste caso, muera.