CNDH vio abusos en Chalchihuapan y en Tlatlaya homicidios

Por Reforma | Miércoles, Octubre 22, 2014

LOS MUY FIJADOS se quedaron extrañados por la manera en la que se catalogó la recomendación de la CNDH en torno al caso Tlatlaya.

NO SE le incluyó en el apartado de “violaciones graves a los derechos humanos”, como sí sucedió, por ejemplo, con el caso Chalchihuapan, donde un menor murió por el estallido de una granada lacrimógena lanzada por la policía de Puebla.

¿A POCO es menos grave que efectivos militares fusilen, así nomás, a un grupo de presuntos delincuentes? ¿O es que el trato es diferente porque unos son elementos del Ejército y otros de una corporación policiaca? Son preguntas sólo para quisquillosos.

LOS ANALISTAS llaman “cisne negro” a ese suceso improbable e impredecible cuyas consecuencias resultan devastadoras.

Y el de Miguel Osorio Chong parece ser el caso Iguala.

EL SECRETARIO de Gobernación había devuelto a Bucareli el trabajo político que tanto se extrañaba, lo que permitió lograr acuerdos y amarres tanto con partidos, como con legisladores, gobernadores y otros grupos de poder.

EL MOMENTO ESTELAR, sin duda, fue cuando salió a recibir a los inconformes del Poli, se subió al templete, se empapó y logró darle cauce al conflicto.

HOY, sin embargo, Osorio Chong tiene que enfrentar la crisis por la desaparición de los 43 estudiantes normalistas a manos de narcoautoridades municipales, en un estado marcado por el desgobierno. Una bronca que, en sentido estricto, no era suya, le estalló en las manos.

QUIENES saben de estas cosas advierten que la crisis apenas comienza. Hoy saldrán miles de muchachos a marchar y protestar. Y decenas de universidades y escuelas en todo el país se sumarán en solidaridad con las víctimas de Guerrero.

LO COMPLICADO es que para desactivar esta bomba hay dos cables. Uno es la remoción de Ángel Aguirre, en la que han estado trabajando fuerte desde Gobernación. El otro es resolver el crimen, encontrar a los muchachos, atrapar a los culpables, castigarlos, hacer justicia. ¿Quién corta ese cable?

POR CIERTO, resulta extraño que sin explicación alguna se haya cancelado el clásico del futbol americano nacional: Pumas de la UNAM vs. Águilas Blancas del Politécnico.

DA LA IMPRESIÓN de que a alguien no le gusta la idea de que 40 mil jóvenes puedan reunirse en un estadio para corear, por aquello de que puedan corear algo más que goyas y huelums.

YA SALIÓ el peine de por qué el municipio de Torreón no mueve sus líneas de defensa para frenar la goliza que le está metiendo al erario el equipo Santos.

PARA VARIAR, en el fondo el interés no es futbolístico, sino político. Resulta que el alcalde priísta Miguel Ángel Riquelme es una de las cartas del gobernador Rubén Moreira para la sucesión estatal.

DE AHÍ QUE, al amparo del presupuesto torreonense, Riquelme está echando desde ahora la casa por la ventana para fortalecer su posición ante el electorado, convirtiéndose en el hincha más billetudo del equipo lagunero.

COMO el Santos es casi casi una deidad en la región, a Riquelme por eso no le preocupa que lo pesquen fuera de lugar o metiéndole una grotesca zancadilla al dinero de los coahuilenses.