Nuevo gobernador de Guerrero, un burócrata de pocas luces

Por El Universal | Jueves, Octubre 30, 2014

La única condición que pidió para hablar del tema fue guardar su identidad. El anonimato, pues. Se trata de un reconocido académico de la Universidad Autónoma de Guerrero que durante años ha sido fuente confiable sobre lo que ocurre en el estado. Y en todas las ocasiones, a lo largo de años, sus historias y testimonios han resultado certeros. Hoy no habría razón para que fuera diferente.

Como siempre, la charla fue puntual, cargada de detalles, hasta que una risotada espontánea rompió el ambiente de confesión. “¡No la chingues...! Ese pobre Rogelio —Ortega Martínez— no tiene ni idea, ni agallas, ni formación para andar metido con guerrillas… ni de las FARC, ni de los matones del EPR y del ERPI… Y mira que aquí hay cabrones que sí están bien metidos”.

Le habíamos preguntado sobre versiones periodísticas de que Rogelio Ortega Martínez tendría vínculos con guerrillas como las FARC de Colombia.

A la carcajada y negación tajante, vino un retrato hablado del nuevo gobernador de Guerrero; de la forma casual y casi caricaturesca en que fue elegido como “el bueno” para enfrentar la peor ingobernabilidad en la entidad, sobre todo, la advertencia de que con el cuento de que “la sociedad civil es la solución”, los partidos eligieron si no al peor gobernador, si al menos capacitado.

Y es que el nuevo gobernador de Guerrero ni es académico —“en la extensión de la palabra”—, ni es ideólogo de nada. Eso sí, es un buen maestro universitario, con buena oratoria y muchos viajes a cursos en diversas universidades extranjeras, sobre todo a La Complutense, “que en círculos académicos serios es lo más parecido a las universidades patitio”. La mayoría de los viajes son para pasear. “¡Bueno… hasta uno de sus libros habla de la buena vida que se consigue en esos cursos en el extranjero!”. Pero nada más.

En pocas palabras, resulta que Rogelio Ortega Martínez es más bien un burócrata universitario, de pocas luces, de escaso esfuerzo, que en sus haberes tiene dos libros de su autoría que sólo sirven para el currículum. Lo simpático es que en la selección del nuevo gobernador de Guerrero “vimos la versión guerrerense de El burro que tocó la flauta”.

¿Y entonces de donde salió la versión de que Rogelio está vinculado con las FARC?

Resulta que en el año 2000 el hoy gobernador de Guerrero organizó un coloquio sobre el paso de la clandestinidad de los grupos guerrilleros a la vida democrática. Ese evento lo convirtió en especialista del tema. Más adelante, cuando compitió en dos momentos por la rectoría de la UAG —la primera en 2002, contra Nelson Valle López y la segunda en 2010, contra Ascencio Villegas Arrizón—, los adversarios de Rogelio recurrieron a la guerra sucia y habrían inventado “el cuento de que Rogelio era parte de las FARC”. Lo cierto es que no existe una sola evidencia real, creíble y concreta, sobre su participación en las FARC.

¿Quién empujó a Rogelio Ortega Martínez rumbo al gobierno de Guerrero? ¿Cuáles fueron los méritos?

La historia sería fantástica, de no ser porque los hechos ofenden a los guerrerenses, a la política y al sentido común.

Y es que sin importar el destino de los 43 normalistas, los grupos y partidos pelearon a muerte el gobierno de Guerrero, hasta llegar a una terna; Beatriz Mojica Morgan —quien parecía tan segura que incluso ya había ordenado cambios en la Casa de Gobierno—; Javier Saldaña Almazán, rector de la UAG, y el senador Sofío Ramírez. Pero dio la casualidad que ninguno de los tres consiguió el consenso de las tribus del PRD.

Por eso, en medio del jaloneo —y cuando muchos creyeron que se alzaría con el triunfo el rector de la UAG, Javier Saldaña—, los grupos universitarios se adelantaron para bloquear toda posibilidad de que Rogelio Ortega Martínez se convirtiera en sustituto del rector. Y para impedirlo, un abusado propuso a Rogelio Ortega como aspirante a gobernador sustituto, en espera de que fuera vetado y, con ello, también lo vetarían para la rectoría de la UAG.

¿Pero qué creen? Que cuando apareció en la mesa el nombre de Rogelio Ortega Martínez, el PRI de inmediato lo aceptó. ¿Por qué? Porque Ortega Martínez es un leal soldado de PRI. Y si tienen dudas basta revisar uno de sus libros; Guerrero, el nuevo horizonte político. Así, en Guerrero “el burro tocó la flauta”.

Con pena, la fuente cerró la charla. “Espero equivocarme, pero el mensaje de Rogelio en Los Pinos es vergonzoso y adelanta lo que viene”. ¿Y qué dijo Ortega Martínez a Enrique Peña? “Si usted me apoya, señor Presidente, yo le entregaré buenas cuentas”. ¿Es el gobernador de Guerrero, o un comisionado? Al tiempo.

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