SEP poblana reparte supervisiones entre sus amistades
Por La Jornada de Oriente | Miércoles, Noviembre 26, 2014
Frente al discurso de mejoramiento de la calidad en la enseñanza pública de Puebla, la realidad es que siguen existiendo los mismos vicios de siempre en este sector, siendo uno de ellos la asignación de cargos sin que se evalúen trayectorias académicas o méritos administrativos. Una muestra de ello es que en los próximos días serán nombrados ocho nuevos supervisores de zona, y resulta que, por lo menos en dos casos, los agraciados son maestros que nunca han tenido los suficientes antecedentes en su nivel escolar.
Ambos han podido llegar a esas posiciones por ser compadres de un alto integrante de la cúpula de la sección 51 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE) y por la complacencia de Jorge Benito Cruz Bermúdez, titular de la Secretaría de Educación Pública (SEP), que al final actúa con congruencia, ya que antes de ser el secretario de la SEP tenía nula experiencia en materia de enseñanza pública.
De acuerdo con los parámetros existentes, un supervisor tiene que ser un docente que haya estado al frente de un salón de clases, que luego ascendiera a subdirector de una escuela y, posteriormente, a director, para que conozca todas las fases, por un lado de los procesos pedagógicos, y por otro los de índole administrativa. Esos antecedentes son relevantes porque es un funcionario que se dedica a vigilar que en los planteles se cumpla con programas educativos, con las reglas que rigen el actuar de los alumnos, directivos y padres de familia.
Eso no ha pasado con la maestra Rosa María Monroy, cuya trayectoria se ha vuelto escandalosa.
Resulta que en menos de tres años esta docente obtuvo claves para primero ser nombrada subdirectora de una secundaria y luego directora, y en próximos días o semanas será supervisora de las escuelas de este sector. ¿En qué radica el escándalo? En que esta mujer nunca ha estado frente a un grupo de alumnos de alguna secundaria.
Ahí no termina todo. Rosa María Monroy tampoco ha estado como directiva al frente de una secundaria.
Aunque en los tres últimos años ha sido formalmente subdirectora y directora de secundaria, resulta que ha ganado el sueldo que corresponde a esos cargos, pero no los ha ejercido, ya que ha sido apoyo técnico del sector educativo 2 de la ciudad de Puebla, que se supone es un cargo muy inferior.
Pese a no conoce qué es dar clases a unos alumnos de secundaria o cuál es la experiencia de dirigir una escuela de este nivel, Rosa María Monroy apareció –con el aval del SNTE y la SEP– en el primer lugar del escalafón para hacerse cargo de una supervisión en la capital del estado.
Otro caso similar es el del profesor Hugo Vidal Morales, cuyo nombre también aparece en el primer sitio del escalafón para cubrir el cargo de supervisor de secundarias en la capital.
Vidal Morales era supervisor de primarias y se ignora si tuvo los méritos para haber llegado a esa posición. Lo que ahora si es evidente es que no tiene la trayectoria para pasarse al nivel de secundarias.
Este profesor nunca ha sido maestro en una secundaria, ni mucho menos subdirector o director, pero ahora ya se prepara para mudar su supervisión del sector de primarias al de secundarias.
La SEP emitió una convocatoria para cubrir ocho nuevas supervisiones de zonas escolares, de las cuales tres son de la capital y ocho del interior del estado. El jueves se cierra la convocatoria para los que quieren competir por esos cargos y se tiene programado que en diciembre a los ganadores los nombrarán encargados de despacho, para que en enero próximo reciban sus respectivas claves o nombramientos oficiales.
Desde hace unos días ya se sabe quiénes van a ganar las supervisiones, pese a que docenas de maestros –de buena fe y creyendo en las autoridades de la SEP– se registraron como aspirantes a dichos ascensos.
Se cree que el mismo vicio antes narrado se repetirá en las ocho nuevas supervisiones, y que docenas de nombramientos de diferentes cargos en el ámbito educativo se han decidido por dos factores: la amistad de los docentes con líderes del SNTE o por una decisión unilateral de funcionarios de la SEP.