Cerrarle el paso a la narcopolítica, objetivo de Osorio Chong

Por El Universal | Lunes, Abril 20, 2015

Desde su despacho alterno, en una torre de la calle Rubén Darío, en Polanco, se puede mirar el esplendor del Bosque de Chapultepec, el Auditorio Nacional y el Campo Marte. De una pared cuelga la fotografía del presidente Enrique Peña Nieto y en otra hay una televisión de pantalla plana. No hay computadora en el escritorio y debajo de la imagen presidencial está el mítico teléfono rojo.

Miguel Ángel Osorio Chong se siente cómodo en este lugar, porque “está muy cerca de Los Pinos”. El despacho es pequeño, apenas un escritorio y una salita “para las audiencias”.

Es viernes por la noche y está contento por el arresto de dos capos, uno en Tamaulipas y otro en Chihuahua. ¡Dos en un día! y uno de ellos era el objetivo 93, presume.

El secretario de Gobernación dice que un elemento esencial para el 7 de junio es cuidar a los ciudadanos y las elecciones. “Vamos a darle un portazo a quienes quieren inestabilidad, a quienes quieren que no se desarrolle un proceso democrático”.

En entrevista con EL UNIVERSAL, habla de los comicios, la seguridad en el país, las casas que le imputan, el 2018 y los casos Tlatlaya e Iguala.

¿Evitar la narcopolítica? —se le pregunta cuando habla del caso Iguala.

“Narcopolítica. Hoy tenemos información de algunos municipios y tenemos que seguir la investigación que la ley nos permite y esta información puede ser larga, así pasaba con el alcalde de Iguala. Entonces no queremos que nos suceda y por eso este planteamiento del Presidente para que pudiera modificarse (el decálogo para la seguridad, que incluye la intervención en los municipios ligados al crimen)”.

El hidalguense llega a la antesala de su despacho con un traje gris acero, camisa blanca y corbata azul. Se sienta en el sillón, de espaldas a dos fotografías de Frida Kahlo. Ha ocupado las oficinas en esta zona desde que era gobernador de Hidalgo. Aquí da instrucciones a su equipo, para el que tiene una frase un tanto inquietante: “No se preocupen cuando los busque. Preocúpense cuando los busque y no los encuentre”.

¿Cómo se prepara para las elecciones del 7 de junio?

—Hoy, afortunadamente, hay una muy cercana y estrecha relación de colaboración con el Instituto Nacional Electoral, lo que nos ha permitido que se dé y se establezca una mesa que sesiona periódicamente, y que permite estar viendo todos los problemas, no a partir del señalamiento de algunos grupos que iban a bloquear la elección, sino desde octubre. Desde que inició el proceso de octubre se acordó esta mesa y se fue intensificando en cuanto el proceso iba evolucionando y en cuanto los grupos particularmente de Guerrero empezaron a manifestarse.

Vamos muy bien y vamos muy bien no a partir del uso de la fuerza, sino a partir del uso del diálogo, del entendimiento, de saber que los propios ciudadanos puedan decir, la gente que está inconforme pueda entender que esta es la vía para sacar su inconformidad, para determinar sus propios gobernantes y que no hay opción. He manifestado una y otra vez, no hay opción A, hay opción B y el mandato constitucional es: hay elecciones.

En materia de seguridad, en el tema del proceso, también ha habido mucha receptibilidad de parte de los partidos, eso ayuda mucho. El que vean que o le entramos a este tema juntos o vamos a enfrentarnos a incidentes que la delincuencia está ávida que sucedan.

Hay presencia federal en Tamaulipas, Guerrero, Durango, Michoacán, Coahuila, Zacatecas, Chihuahua, Estado de México y Veracruz y en algunos casos “estamos haciendo funciones de policía municipal”, argumenta.

“Bueno, si quitamos a esta gente para darle seguridad a todos los candidatos, ni así podríamos. Entonces, ¿qué dijimos?, vamos a ver dónde tenemos más riesgo, los estados donde tenemos más riesgo y luego vayamos nosotros a darle protección a los candidatos a gobernador de dos o tres estados y vayamos también a darle el cuidado a candidatos especiales, donde nos dicen tienen que actuar ustedes, porque no le tienen confianza a la policía del estado o a la policía municipal, háganlo ustedes”.

¿Qué lugares identifican como riesgosos?

—Si tú me dices por zonas, se ha modificado mucho el mapa. Llegamos nosotros como con 15 estados con dificultades. Hoy los hemos bajado y reducido de manera consciente en lo que te voy a decir, a Tamaulipas, en el que estamos avanzando. Ahí tenemos muchas cosas que se dan que aumentan los riesgos, ¿qué?, aduanas, el mayor número de pasos entre Estados Unidos y México, porque son siete. Hay puertos, hay una concentración mayor de indocumentados que quieren entrar a Estados Unidos y al ser rechazados se quedan en un estatus bien complejo.

Michoacán, que dicho por la administración pasada, era el mayor de sus problemas. Hoy Michoacán está viviendo un momento diferente, pero que no queremos descuidar, y que estamos ahí cuidando, coordinados todos, y que estamos avanzando en el tema. Y el otro es Guerrero, en el que una vez que el Estado ha tomado los municipios de Tierra Caliente, municipios limítrofes, la capital y el puerto, con Policía Federal, Ejército y Marina, como policías municipales, ha cambiado también la realidad.

Hoy tenemos ahí la preocupación de Jalisco, éste es uno al que todavía nos falta avanzar.

Osorio Chong se sienta en el borde del sillón, cierra los brazos y deja ver un smartwatch, esos aparatos que miden los pasos, el ritmo cardíaco y las horas de sueño. Hace una breve pausa para entrar al caso Iguala, la desaparición de 43 normalistas, en septiembre de 2014, en un contexto en el que la percepción de la inseguridad cambiaba, según las mediciones del gobierno.

“Lo teníamos en septiembre (2014), sin embargo, se da el tema de Iguala y pareciera que Iguala era todo México y pues nada más distinto a la realidad. La verdad de las cosas es que fue un caso aislado, que se pudiera repetir, y por eso la presentación de la reforma (de seguridad) del Presidente, para que se pueda hacer una modificación que permita intervenir con mayor prontitud a los municipios, donde tenemos elementos que nos hagan determinar que tienen relación o nexos (con el crimen), y no solamente en la policía, sino puede ser en la dirección de espectáculos, en la Tesorería, el Registro Civil, o sea, todo eso queremos evitarlo.

En este fraseo de que Iguala no es todo México, ¿qué experiencia le deja el caso de Iguala, Ayotzinapa, ya mirando hacia delante?

—Que tenemos que actuar con mayor prontitud, que tenemos que tomar estas decisiones lo más pronto posible Y por supuesto un dolor que debe traducirse, que no es solamente de los papás, que seguramente es el más profundo, sino de todos los mexicanos, que nos debe dejar hacer a un lado como lo hemos venido nosotros haciendo desde el principio, teniendo como bandera el tema de la seguridad… Lo comprometí desde el principio, lo hemos hecho una y otra vez y nosotros lo vamos a cumplir hasta el final de este sexenio, tenemos que no involucrar el tema de la seguridad en el tema político, es criminal hacerlo.

Se nos cruza el caso Tlatlaya ¿qué lección también nos deja, qué medidas se van a seguir tomando? Vimos un informe de un grupo de trabajo del Poder Legislativo haciendo señalamientos sobre el uso excesivo e ilegal de la fuerza.

—Este tema también tendría que partir de lo que se ha venido haciendo. Han bajado de una manera muy considerable las recomendaciones de derechos humanos, de la CNDH, en todas las instituciones de seguridad. En la que más ha bajado, por cierto, es en el Ejército, pero han bajado en todas, ¿por qué? Porque nos comprometimos con ello, porque estamos llevando una gran capacitación que permita no solamente protocolos para el uso de la fuerza, sino también el trato, el manejo que se debe dar con los ciudadanos, en cualquiera que sea su estatus nacional, involucrado o no en un acto delictivo.

Pero el caso Tlatlaya fue un grupo que todavía no ha sido juzgado y que los primeros que los señalaron fue en el propio Ejército, pero que no los juzgó porque ya no le toca en sus atribuciones y se lo pasa a la PGR. Y entonces se observa primero que el propio Ejército mexicano señala; segundo, que le da seguimiento, que aprueba los elementos que se requieren y ahorita toca a una instancia legal en este país determinar la culpabilidad. Y que serán castigados seguramente, no es el Ejército mexicano; el Ejército mexicano es mucho más que eso.

Decía usted en julio de 2013, pasada la primera elección que le tocó a este gobierno, que vio mucha efervescencia ¿ahora qué esperaría?

—Ya estamos en ella, ya veo a unos contra otros haciendo lo que se hace en las elecciones. Pero también creo que la elección sí va a terminar el 7 de junio. Difícilmente veo una confrontación política el 8. Veo más bien colaboración entre unos y otros, y que el gobierno va a buscar todo lo que tenga que hacer para que se siga dando ese proceso de relación, que permita que a este país le vaya mucho mejor.

Si después de unas elecciones como venía sucediendo, va a seguirse dando un espacio de confrontación, de no colaboración institucional con las formas de pensar diferentes de cada quien, pues entonces qué mal para el país.

El secretario no quiere decir cuántas horas trabaja al día; sólo comenta que apenas le queda el domingo para hacer ejercicio, en compañía de su hijo. Lo hace para sentirse bien y para no dejar de pasar a comer, de madrugada, tacos de bistec en la avenida San Cosme.

Ya pasaron un poquito más de dos años ¿cómo siente usted al gabinete, al grupo de trabajo? Se habla mucho también de que hay grupos distintos dentro del equipo, confrontados, el Hidalgo y el Atlacomulco ¿cómo ve usted esta situación dentro del gabinete?

—El Presidente fomenta mucho la unidad de su equipo. Hace acuerdos, incluso conjuntos, no importando el tema busca a todos los que estén involucrados y fomenta unidad, colaboración, cercanía... Sé todo lo que se dice y particularmente lo que corresponde a mí, pero puedo asegurarles que no sólo hay colaboración y trabajo conjunto, sino cercanía, porque además estos espacios nos permiten amistad.

Entonces no hay esas confrontaciones, no hay esas disputas, no hay que yo observe, que vea el que alguien le apuesta a que le vaya mal al otro. Todos estamos agarrados de lo mismo, y si uno falla, entonces lastima a los demás y así se observa, así se ve. Entonces un equipo muy sólido.

El tema de las casas, ¿cómo ha impactado hacia el interior del gobierno y cómo ve el impacto hacia fuera? Le hablo de las casas que se dieron a conocer en un principio.

—Creo que es bien difícil comunicar las cosas, es complejo incluso el manejo. Lo que sí creo es que tenemos que ir hacia adelante, tenemos cada quien en su circunstancia que enfrentar. Yo lo digo a título personal, es la primera y única vez que lo voy a comentar, porque por eso lo aclaré con tal puntualidad. Se me ha señalado, no se me ha comprobado, se me ha señalado y no se me ha comprobado, y una vez más volvió a suceder.

Yo sí creo que cuando hay elementos la gente tiene que ver, pero también creo que debe haber un ejercicio de rebote y que cuando no hay tal, se pueda hacer el mismo ejercicio de conocimiento. Pero pues hoy estamos, no estamos para pedir eso, estamos en un mundo en el que hay una mayor comunicación, que las redes, que todos los medios que tenemos al alcance pues hacen generar información más dinámica, a la que tenemos que enfrentarnos y que tenemos que tener capacidad para poder decir cuál es la realidad que tenemos con sustento real.

¿Es falso, en el caso suyo?

—Sí, por supuesto. Por supuesto, lo dije con toda claridad y lo quiero reiterar: absolutamente. No hay nada. Creo que por eso pedí que la propia investigación al tener los resultados pudieran darla a conocer, son cosas que se investigan verdaderamente fácil, verdaderamente fácil, que yo creo que el tiempo siempre da la razón.

Pero algo queda en la percepción y sobre todo con los antecedentes de la casa del titular de Hacienda, la casa del Presidente, la de su esposa.

—Quien hace esto, sabe que al final quedan lesiones. Cuando se hacen sin sustento saben que al decirlo simplemente, al tener la posibilidad de darlo a conocer, pues generan que quede un ambiente adverso en algunos casos.

Pero yo, como no es la primera vez que se intenta, y lo señalé en ese escrito, pero no solamente ha sido con este medio, sino con otros, y como siempre he pedido, he negado y he pedido que se compruebe, pues yo espero que nuevamente el tiempo me dé la razón.

Osorio se acomoda en el sillón. Cruza la pierna y dice que se siente “echado para adelante.

 

¿Con ganas de llegar al 2018?

—Con ganas de estar con el Presidente hasta el final y de poder no solamente estar, sino cumplir y dar resultados.

¿Veremos al secretario de nueva cuenta en la calle, en templetes, sin el saco, mojado, dialogando, tratando de resolver?

—Ando normalmente así... Salí las dos veces que sabían, una que yo salí y otra que se pactó (con el movimiento estudiantil del Politécnico). Me siento con todas las organizaciones campesinas, sociales, doy la cara, nunca me escondo. Pues tal vez no se veía desde acá de México, pero todos mis eventos allá como gobernador eran junto a la gente, caminando entre la gente. Ahora que dicen, se bajó y platicó, y qué bueno que se note, pero yo quiero decirles que echaran un vistazo a cualquier evento cuando era gobernador, pues así es mi forma de ser. Entonces tienen que vernos de esa manera, tienen que vernos con el compromiso, y yo lo tengo. Entonces me seguirán viendo como soy, no estoy ni haciendo shows, ni hacer ver algo que no, que ni crea, ni en lo que no tuviera convicción.

Pero no es lo mismo ser gobernador de un estado a ser el secretario de Gobernación.

—Es correcto, y por eso entonces viene la crítica de que si el secretario de Gobernación tenía que quitarse el saco, subir a un templete. Yo lo único que no haré es poner en riesgo al Estado mexicano, por el encargo que tengo. Esto es correcto, pero eso no implica que no haga que la gente vea a su gobierno cercano. Entonces, estoy de acuerdo a la circunstancia del evento o del momento que está pasando.

Para finalizar, secretario, ¿qué se ve haciendo usted en el 2018, le gustaría competir por una candidatura a la Presidencia, cuál es el futuro que se ve?

—Yo siempre he construido en mi actuar diario, yo sí creo que no se debe buscar una aspiración a nada, solamente a partir de pensarlo o de soñarlo. Lo que digo es que tú vas labrando tu camino a partir de tus acciones y de tus resultados y por eso entonces siempre mi respuesta es: estoy empeñado en lo que hago hoy. Sí me veo terminando con el Presidente, eso sí lo deseo, porque si llego quiere decir que entonces sí se hizo el trabajo que le correspondía al secretario de Gobernación.

Entonces, hoy es la visión, el objetivo y ya después de lo que se logre, podríamos pensar en cualquier otra cosa. Pero hoy, hoy sí es a partir de ir laborando, de ir trabajando, de entregar resultados. Eso creo que debe de hablar de un político. El que se la pasa pensándose en el futuro y no trabajando en el presente, sí es un político muy pequeño.

¿Eso no es una respuesta políticamente correcta?

—Es una respuesta sinceramente correcta.

Osorio se levanta del sillón y vuelve a su despacho, el de la vista al bosque. Apenas sabe sonreír pero está contento con el arresto de dos capos —“son grandotes”— y con la perspectiva positiva de las elecciones de junio. “Todo va a salir sin problemas”, dice.

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