Isabel Allende, feliz por el posible arribo de Beltrones al CEN del PRI

Cuentan que Ana Isabel Allende Cano anda muy contenta.

Y que ese estado de ánimo nada tiene que ver con la elección de diputados federales que se avecina.

Al parecer, la presidenta del Comité Directivo Estatal del PRI tiene indicios que la llevan a pensar que, siempre sí, Manlio Fabio Beltrones se hará del Comité Ejecutivo Nacional tricolor a la salida de César Camacho Quiroz, lo que podría ocurrir en los primeros días de septiembre.

Allende mantiene una estrecha relación con el coordinador de los diputados federales del PRI, el mismo que contribuyó con su recomendación a que la legisladora por Ciudad Serdán asumiera la dirigencia partidista en relevo de Pablo Fernández del Campo.

Si el sonorense se convierte en líder nacional del priismo, imagina Allende, se afianzará en la presidencia estatal y se quedará para dirigir desde el edificio de la Diagonal Defensores de la República el proceso de selección de candidato a gobernador que se dará en 2016.

César Camacho abandonará el CEN priista en agosto, una vez que reciba la constancia que lo acredite como diputado federal electo por la vía de la representación proporcional.

El relevo se dará hasta septiembre.

Y aquí es donde Manlio Fabio podría resultar favorecido.

Por lo pronto, Ana Isabel cruza los dedos para que así sea.

Si al priismo del estado no le va tan mal como se creía en la próxima elección de diputados federales, y el ex gobernador de Sonora se enfunda además en la camiseta de dirigente nacional, no dude que la presidenta permanecerá una temporada más en el puesto.



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Esas son las variables que jugarían en favor de la actual lideresa del PRI.

Pero faltará por ver qué es lo que opinan los suspirantes a la gubernatura una vez que arranque el proceso formal.

Puede usted apostar que, cuando haya nuevo dirigente nacional sentado en la oficina de Insurgentes Norte, allá en la capital del país, los militantes que pretendan competir por la candidatura a gobernador irán con él para tratar de influir en la renovación del líder local.

Todos argumentarán en el CEN que se requiere de un presidente (o presidenta) ajeno a los grupos de poder locales, que sea objetivo en la toma de decisiones y que garantice equidad en la selección del candidato.

Esa es la historia de siempre.

Puede que unos intenten quitar a Isabel Allende y que otros busquen dejarla.

La conveniencia moverá a todos.

O en el peor de los casos, para ellos, promoverán que se designe a un delegado especial cuyas decisiones e influencia en el priismo nacional estén por encima del CDE.

Esto es lo que podría jugar en contra de la permanencia Allende, el cruce de intereses entre los tiradores a Casa Puebla, que, una vez llegado el momento, y ya lo verá usted, no serán pocos.

Habrá que esperar.



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