Arturo Rueda, un administrador de reputaciones que vende tlacoyos

Por Status | Miércoles, Mayo 27, 2015

Mario Marín es paradigma de corrupción, impunidad y autoritarismo. Con todo el dinero del mundo y con todas las teorías que quiera sostener en relación a la detención de Lydia Cacho, Marín no puede quitarse el lastre de ser el “gober precioso”.

Un destino análogo (¡quién lo diría!) puede esperar a Arturo Rueda: tal vez nunca deje de ser el periodista de los diez millones o el periodista que no vendía tlacoyos.

En el video en el que aparece con Jorge Estefan Chidiac “negociando” la publicación de otro video, las palabras de Arturo Rueda no dejan lugar a dudas:

-“¿Yo por qué voy a perder, cabrón?” (Después de que Estefan le dice que puede no aceptar el dinero que la contraparte le ofrece).

Traducción: La casa siempre gana. Publico a favor o en contra, conforme al mejor postor. La amistad tiene sus límites.

-“Tengo tres semanas, o sea, con esta son tres semanas, haciéndome pendejo” (cuando Estefan le recrimina que es el único que se presta –se entiende que al juego de la extorsión con publicaciones como instrumentos de la misma).

Traducción: Tenía el audio, confirmó su veracidad, pero omitió publicarlo. Lo hace con toda la intención de negociar o porque quiere hacer una excepción a favor de Estefan.

-“No seas mamador, Jorge, no vendo Tlacoyos” (después de que Estefan le comenta que pensaba que la cantidad rondaría el medio millón de pesos).

Traducción: Medio millón alcanza para comprar tlacoyos, pero no publicaciones. Se presenta como vendedor de la “administración de la reputación” y asume que su producto tiene un valor elevado.

-No todo lo que publico es bala ni todo es gratis”,

Traducción: A veces tiro a matar (publico), lo que en algunas ocasiones se ve bien correspondido ($) y a veces no tiro a matar (o no público) y también eso, a veces, se ve bien correspondido ($).

- “Invierte. Paga. Deposita 6 y te doy la pinche grabación”

Traducción: Sus publicaciones son un ejercicio de inversión política. El político que quiera o no quiera aparecer, no lo debe tomar como una extorsión, sino como una inversión para su carrera.

- “Para mí, también es un negocio”

Traducción: No solo es Estefan el involucrado; las finanzas de Rueda también están en juego.

-“Pero como tú eres mi amigo, estoy haciendo una excepción en esa administración de la negociación para hacer una negociación contigo”

Traducción: La amistad es primero. (“No me ayudes, compadre”). Él estima al amigo y hará una excepción que le costará a su interlocutor diez millones de pesos. Él también quiere negociar (no solo Estefan).

El video exhibido por Jorge Estefan Chidiac muestra a un periodista que extorsiona y que juega con el “miedo” del interlocutor. Contrario a lo que otros opinan, yo no veo un Rueda desconocido: veo al mismo Rueda de siempre. Veo al Rueda que puede ser “Arturito Montes” (como lo bautizó esa prócer del periodismo llamada Laura Bozzo) al tratar de lucrar con el asesinato de una joven; veo al Rueda que escribe un libelo sobre modernidad para defender la ruta dos del metrobús (el chiste se cuenta solo), en el que su visión de modernidad y cultura política son dignos de la familia burrón; pero también veo al Rueda que puede escribir un brillante análisis sobre la sucesión de Moreno Valle o a quien –más allá de sus verdaderos intereses– no se alinea con la versión oficial en el caso Chalchihuapan. No hay dos personajes distintos; es un solo periodista que entiende el periodismo como administración de reputaciones, lo que implica una visión demasiado utilitarista de su trabajo; veo a un Rueda  preocupado por las consecuencias en el prestigio político de su interlocutor y no en la configuración, veracidad, oportunidad, origen y trascendencia social y periodística de su nota.

El periodista Arturo Rueda exige que Estefan entregue el video completo y en ello lleva razón.

Rueda exige el beneficio de la duda (cosa que en muchas ocasiones olvida con sus adversarios) y también tiene razón.

No obstante, de la misma forma se debe exigir que Arturo no insulte la inteligencia del lector y que no trate de banalizar el tema. Tengo la impresión de que Rueda cree que está siendo convincente, cuando en realidad no es así, por más que sus aplaudidores ciegamente lo veneren (ellos son como el pueblo que ensalza el vestido del rey desnudo).

Más allá del aspecto despectivo con el que lo dice y banalización del tema, Arturo no vende Tlacoyos; en todo caso, tendría que vender credibilidad, certeza, puntualidad, profundidad y análisis. Pero esa actividad solo la ejerce de forma esporádica. A ratos, como en el video con Estefan, Arturo Rueda vuelve a ser “Arturito Montes”; y en su misma concepción una nube ensombrece su territorio: su reputación está por los suelos. Hasta este momento, su “administrador” no lo lleva por buen camino.

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