Moreno Valle tiene medio cuerpo fuera de la sucesión presidencial

Por La Jornada de Oriente | Lunes, Agosto 3, 2015

Rafael Moreno Valle Rosas lleva casi tres años desplegando en la mayor parte del país una promoción intensa de los supuestos logros de su gobierno y por lo menos ha recorrido dos terceras partes de los estados para apoyar campañas electorales. Toda esa labor, que ha realizado de la mano del vocero del PAN Marcelo García Almaguer, no le ha permitido ni definir un proyecto político nacional ni reflejar una identidad partidista ni mucho menos ganar simpatías, razón por la cual tiene medio cuerpo fuera de la sucesión presidencial del año 2018.

La primera encuesta que ha levantado Reforma –que dicho de paso, ha sido la compañía más acertadas entre todas las empresas demoscópicas– ubica al gobernador de Puebla como el aspirante a ser candidato presidencial en el fondo de la tabla de calificaciones, al ser evaluado como el político menos conocido en la opinión pública nacional, el que sería menos votado –junto con Manuel Velasco, el mandatario de Chiapas– y el que enfrenta la opinión favorable más baja, es decir la más devaluada.

Tal situación plantea que Rafael Moreno Valle Rosas, entre los que aspiran a la candidatura presidencial, es al que menos conocen y quienes si lo conocen, tienen la peor opinión e imagen de él.

Si la encuesta de Reforma está en lo correcto, la lectura crítica que se pueda hacer a sus resultados es la siguiente: prácticamente se está planteando que Rafael Moreno Valle no tiene nada que hacer en la lucha por la candidatura presidencial del año 2018, y que la idea de que es uno de los principales aspirantes a la nominación más bien ha sido una fantasía de la clase política local y no una realidad en el ámbito nacional.

De acuerdo a Reforma, entre cada 100 ciudadanos, 77 no votaría por Moreno Valle y únicamente 10 sí lo haría. A nivel de líderes, es decir el segmento más informado y crítico, la cifra catastrófica se incrementa, al indicar que 92 de ninguna manera sufragaría por el actual gobernador de Puebla.

Esos números contrastan con la presencia de Andrés Manuel López Obrador, que aparece en el primer lugar de la intención del voto, frente a Miguel Ángel Osorio Chong, el secretario de Gobernación y figura del PRI, que se ubica en el segundo lugar, y Margarita Zavala, quien también se ha posicionado entre el segundo y tercer lugar, ya sea compitiendo como abanderada del PAN o como posible candidata independiente.

Frente a todas las combinaciones que se hacen, Moreno Valle solo se mueve dos puntos, pero siempre queda en cuarto lugar, ante el hipotético escenario de que hubiera cinco candidatos. Solo supera al mediocre jefe de Gobierno del Distrito Federal, Miguel Ángel Mancera.

Algo que llama mucho la atención es que en la tabla de conocimiento y popularidad el gobernador de Puebla aparece como el político que no es conocido por seis de cada 10 ciudadanos del país, y que solo un 8 por ciento de los encuestados tienen una opinión favorable y el 16 por ciento, es decir el doble, mantienen una opinión desfavorable.

Al respecto, hay tres lecturas sobre dicho resultado:

La primera es que esa correlación entre esa opinión desfavorable que es el doble de la favorable, es una muestra de que Moreno Valle Rosas en el país no llama la atención por su ostentoso proyecto de obra pública y las cifras de que aumentó la inversión privada en le estado o que capta más turismo, sino destaca por sus excesos de poder, por su fama de represor, de ser un político autoritario que persigue hasta a los militantes del PAN, es decir a los miembros de su propio partido político.

Y es entendible que se tenga esa visión. Mientras al gobierno de Nicolás Maduro se le achacan 70 presos políticos, en todo su país, tan solo en el estado de Puebla suman 172 presos y perseguidos políticos.

La entidad poblana no se encuentra en el conjunto de los estados en donde más muertos hay por el crimen organizado, pero sí es el lugar en donde más perseguidos políticos se tienen, donde se busca encarcelar a los grafiteros, donde se autorizó disparar con armas de fuego a manifestantes y el gobierno morenovallista actuó con insensibilidad e impunidad ante la muerte del niño de 13 años, José Luis Alberto Tehuatlie Tamayo.

La segunda lectura es que Moreno Valle no entiende que destinar dinero a campañas electorales, llevar equipos a operar el trabajo político de aspirantes a gobernadores, alcaldes o legisladores, no significa ganar simpatías entre militantes de partidos o ciudadanos en general.

Moreno Valle está lejos de la figura anti–política que reflejaba Vicente Fox, al hombre de convicciones políticas como era Felipe Calderón o la serenidad y simpatía que compartía Enrique Peña Nieto. El gobernador de Puebla es un personaje siempre con ademanes y expresiones severas, autoritarias, y aunque se hagan montajes fotográficos para aparentar que ríe y saluda a la gente, en realidad es una persona que inspira miedo y desconfianza. El peor yerro es que Moreno Valle logra entrar en los juegos de poder del PAN porque abre su cartera para financiar campañas electorales, pero no logra penetrar por sus ideas, por su comportamiento, los cuales son totalmente alejado de la doctrina del Partido Acción Nacional. El mandatario poblano es un híbrido que no tiene una identidad panista y tampoco priista, y destaca por su pragmatismo que tiene como objeto central acumular poder en torno a su persona a cualquier costo.

Una tercera lectura es que Moreno Valle no entendió que el primer paso era ganarse la opinión pública de Puebla para que pudiera escalar a nivel nacional.

Y en Puebla, Moreno Valle con creces se está ganando el privilegio de ser el ex gobernador más odiado una vez que concluya su mandato. Por ser el mandatario que más ha engañado, más ha reprimido, más ha afectado el bolsillo de miles de familias, más trabajadores ha despedido y más endeudada dejará a la entidad en su historia.

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