Alfonso Durazo y Gabriel García, dos hombres clave en el gobierno de AMLO

Por Milenio | Sábado, Julio 21, 2018

Juan Gabriel Valencia/Milenio

Votantes de AMLO reprochan en redes sociales que los críticos del candidato electo prejuzgamos, no solo sobre intenciones, sino sobre resultados. El prejuicio se daría si no hubieran dicho nada, pero han declarado cualquier cantidad de acciones a realizar en los más diversos temas. Ya no están en campaña. A los observadores se nos invita a formular hipótesis, por lo menos, respecto de las posibilidades que entrañan los anuncios que han hecho para su próxima administración.

En materia de política interior han perfilado, ellos, no los analistas, dos vertientes de gobernabilidad provenientes de una sola fuente de decisión.

En primer término se creará una Secretaría de Seguridad Pública que a su vez absorberá al Centro de Investigación y Seguridad Nacional (Cisen). Tal vez López Obrador no lo sepa, como es costumbre en él cuando no le conviene. Pero Alfonso Durazo sí sabe. El Cisen es mucho más que una oficina de intervención telefónica y espionaje político. Es una institución compleja, con enorme experiencia y capital humano para identificar, investigar, analizar, detectar y en su caso desactivar los riesgos de la seguridad nacional en su amplísima gama de temas y personas, muchas de ellas invitadas por AMLO a hacer historia como la sección 22 de la CNTE, con todo y sus antecedentes y los elementos activos armados con que cuenta. El Estado mexicano estará poniendo en manos de Alfonso Durazo la vertiente institucional de la gobernabilidad. A la señora Sánchez Cordero le tocará formular políticas de género, discutir la despenalización de la mariguana y hacer foros para la atención a víctimas. Toda la agenda de la gradería políticamente correcta. Pero la política interior, en serio, se va a seguridad pública con un inevitable matiz de policialización.

Una segunda vertiente es el tema de los Coordinadores Estatales de Programas Federales de Desarrollo en sustitución de las Delegaciones Federales. Sin mediar prejuicio alguno, es el equipo del candidato electo el que ha anunciado la lista de esos coordinadores, cuyo perfil filomorenista es más que fama pública. Es comprobable en presente. Esos coordinadores a su vez serán coordinados por un empleado del presidente, cuyo nombre es Gabriel García Hernández. Así se anunció. Secretario de Organización de Morena y según artículo de Excélsior del 23 de febrero de 2015 firmado por Ricardo Pascoe Pierce, cuenta entre sus habilidades con el manejo de fideicomisos como Honestidad Valiente entre 2006 y 2012, lavador de dinero, experto en la designación selectiva de proveedores de obra pública y extorsionador. Todo eso lo dice Ricardo Pascoe, no yo. Esa es la otra vertiente, la no institucional, la que estará directamente en manos de Morena y de su operador de excelencia en la plomería.

Tanto Durazo como García Hernández tienen una fuente única de poder, AMLO: Durazo, eventualmente legal, aunque para un ejercicio ilegítimo de la función; García Hernández, en una estructura de paraestatalidad con tintes, dado el personaje y sus coordinados, francamente delictivos. Los dos cierran la pinza del autoritarismo en ciernes y de un poder presidencial sin sentido de límite.

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