Ricardo Anaya sin futuro dentro y fuera del PAN

Por Excélsior | Sábado, Julio 21, 2018

Yuridia Sierra/Excélsior

Morena está tratando de procesar la victoria y empezar a organizar lo que será su próximo gobierno (y gobiernos locales), bancadas y hasta su primer escándalo (bueno, multa) poselectoral. El Revolucionario Institucional ya cambió a su dirigencia y anuncia que pronto tendrán asamblea. El PES y Nueva Alianza ya están en proceso de liquidación tras perder el registro. El tiempo avanza y la vida de los partidos de reestructura toma nuevo rumbo. Otros desaparecen. Pero, ¿y Acción Nacional? ¿Qué pasa con el partido que sacó por primera vez al PRI de Los Pinos? ¿Qué sucede al interior de aquella organización política que ocupó por dos sexenios la Presidencia? ¿Cuál es el futuro del blanquiazul tras la elección de un 1 de julio que los dejó, sino en la lona, sí sumamente lastimados?

Ya hay manos levantadas rumbo a la renovación de la dirigencia nacional, ahora que Damián Zepeda ocupará un curul. Marko Cortés ya dijo que va. Jorge Luis Preciado, también. Roberto Gil Zuarth se encuentra “analizando” si su futuro está como líder del partido en el que ha militado toda su vida. No faltarán más voluntarios. Sin embargo, la incógnita a resolver antes de que se decida la nueva presidencia es, ¿cuál será el papel de Ricardo Anaya en el proceso?

El candidato de Por México al Frente, obtuvo 22.27% de los votos. Si se analiza por estado, sólo ganó en Guanajuato. Ni en Querétaro, de donde es originario. Vamos, ni en la casilla donde votó.

La expectativa era demasiado alta, o al menos eso se encargo de decirnos durante su campaña.

El discurso enfocado en el futuro y los avances tecnológicos no bastaron para dar batalla a un López Obradorque, sabemos, se llevó más del 50% del pastel. Y tal vez a esto se debe su silencio. Tras aceptar su derrota aquel domingo 1 de julio por la noche, reapareció sólo en una fotografía junto a su hija en sus redes sociales. Tiempos de estar en familia, dijo. Más allá de eso, no ha dado señales sobre su futuro.

De José Antonio Meade, sabemos, hay trascendidos sobre su posible nominación para dirigir el Banco de México; pero de Anaya no hay nada. Ni una pista. Acaso sólo la culpa que reparten panistas sobre la derrota, culpa que recae en el excandidato.

El próximo 4 de agosto se realizará el Comité Ejecutivo Nacional. Según adelantaron los panistas, ahí delinearán el proceso para designar a su nuevo dirigente.

Tal como lo hizo el PRI, anuncian que van a “reflexionar” los resultados en las urnas y sus causas. El próximo líder blanquiazul saldrá de las urnas, como en otras tantas ocasiones, excepto, tal vez, cuando Anaya llegó.

La tradición panista dicta que son los militantes con al menos 12 meses de antigüedad quienes deben votar; pero recordemos que cuando Anaya llegó a la presidencia de partido, primero lo logró cuando Gustavo Maderopidió licencia para encabezar la lista de diputados plurinominales en 2015; después “ganó” con el 81% de los votos. Y cuando se hizo candidato presidencial... bueno, sabemos esa historia.

El saldo de estos procesos llegó con las urnas. La derrota de Anaya es irrefutable. El joven político reaparecerá el 4 de agosto. Entonces sabremos cuánto y sobre qué reflexionó.

Lo que es seguro, es que los panistas que durante la campaña veían con recelo el andar de Anaya, muy difícilmente lo dejarán maniobrar como lo hizo los últimos dos años. Menos aún con los resultados de la elección en la mano. Porque no sólo se trata de la dirigencia, sino también de su papel como oposición.

Serán segunda fuerza en el Congreso y están obligados a reestructurarse como un contrapeso suficiente para no opacarse por la mayoría de Morena y sus aliados.

Después de unas horas de conocer las tendencias en la votación del 1 de julio, uno de estos panistas que podrían contender por la dirigencia del partido, escribía en Twitter que no habían entendido que el electorado lo que quería era creer. Después de la “reflexión” de sus miembros, veremos si, ahora sí, ya lo entendieron.